Joan_Torres
Curiosidades sobre el hotel Sacher
Para muchas personas el hotel Sacher de Viena es sinónimo de lujo, de buen gusto, y de una de las mejores cartas gastronómicas de la capital austríaca. Pero si preguntas a un vienés por este majestuoso establecimiento hotelero, te responderá que debería formar parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad. Tal es la relación que el hotel Sacher mantiene con la historia de la ciudad, además de ser testimonio de los acontecimientos de la historia europea, desde su fundación.
Historia del hotel Sacher
El hotel Sacher de Viena fue fundado en el año 1876 por Eduard Sacher, con la intención de ofrecer al exigente público de Viena un lugar de primer nivel, así como un lugar de encuentro para personalidades del mundo de la política, del arte y de la cultura.
La dirección del hotel pasaría a manos de su mujer, al fallecer Eduard, Anna Maria Fuchs de fuerte personalidad y temperamento, la cual aportaría un liderazgo férreo y muy conservador.
De Anna Maria Fuchs, la propiedad del hotel Sacher pasaría a manos de Hans Gürtler y de la familia Siller en el año 1934, renombrados hoteleros que se encargarían de lanzar el nombre del hotel Sacher hasta lo que es actualmente. Una de las primeras medidas que tomarían fue la de abrir la venta de la famosa tarta Sacher al exterior. Hasta ese momento no se podía disfrutar de esa maravilla de la repostería si uno no estaba alojado en el hotel.
La Segunda Guerra Mundial supuso una dura prueba para la entidad, ya que la propiedad del hotel pasó de mano en mano de las tropas rusas a las británicas. No sería hasta seis años más tarde que las familias Gürtler y Siller recuperarían el control, comenzando de nuevo a dotar de su antiguo esplendor al Sacher.
A partir de entonces el prestigio de la empresa Sacher ha ido en aumento, así como las inversiones de la compañía. Destaca la incorporación en 1988 del hotel Österreichischer Hof de Salzburgo, el cual se convertiría en el Hotel Sacher Salzburg en el año 2000.
Actualmente, el grupo formado en el seno de la marca Hotel Sacher es una corporación sólida que ha extendido por el mundo su idea del buen servicio, así como la calidad de su producto más conocido, la tarta Sacher, de la cual se fabrican anualmente más de 360.000 unidades al año.
Curiosidades sobre el hotel Sacher
Un secreto de casi 200 años
La auténtica receta de la tarta que se comercializa por todo el mundo se mantiene celosamente guardada desde 1932. Muchos profesionales de la repostería se han acercado a ella, pero nadie ha logrado igualar el característico sabor de este magistral fórmula, la cual no sólo incorpora los ingredientes necesarios, sino también las condiciones idóneas de humedad y temperatura. El proceso se compone de 34 pasos, seguidos fielmente en cada elaboración. Se sabe que de media se separan manualmente entre 5.000 y 8.000 huevos, una cantidad que llega a 21.000, en épocas navideñas. Este secreto está en manos de un reducido grupo de personas, entre las que se encuentran la familia propietaria, el jefe de repostería y el gerente del hotel.
El invento de un aprendiz
La creación de la tarta, marca del hotel Sacher, partió de un joven de 16 años, Franz Sacher, a quien se le encargó, por orden directa del príncipe Klemens Wenzel von Metternich, crear un postre nuevo que pudiera deleitar a un selecto grupo de invitados, para esa misma noche. La frase literal con la que transmitió al orden, cuentan, fue: "un postre del que no me tenga que avergonzar". Al estar ausente el responsable de cocina, el joven aprendiz se lanzó a completar tan delicada misión, con un éxito más que evidente.
Una tarta solidaria
Desde 2009 se fabrica una edición limitada de 1.000 unidades, en la cual las cajas de madera son diseñadas por artistas de renombre internacional. Cada uno de esos diseños se guarda en la Colección de Artistas Sacher. Los ingresos generados por su venta son destinados a una causa solidaria, elegida cada año.
Alojamiento de personalidades de todo el mundo
Como no podía ser de otra manera, en sus habitaciones se han alojado algunas de las personalidades más relevantes de la historia contemporánea. Entre ellos destacan John F. Kennedy, Thomas Mann, Arthur Schnitzler, Ernest Hemingway, Jean Coctaeu o Isabel Allende. Pero, estando enclavado en Viena, la capital de la música, la colección de directores y compositores no para de aumentar. Por citar a los más conocidos, tenemos entre sus incondicionales a Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y José Carreras, o los maestros Leonard Bernstein y Herbert von Karajan.
Inspiración de escritores
Muchos escritores han recalado en el hotel Sacher, y han aprovechado su estancia para trabajar en sus obras. El caso más conocido es el de Graham Green, quien escribió todo el guión de una de las películas más importantes de la época de posguerra, la cual se desarrolla precisamente en la ciudad de Viena: "EL tercer hombre", dirigida en 1949 por Carol Reed, y protagonizada por el gran Orson Welles. De hecho, el hall del hotel Sacher aparece en la película.
Una propietaria peculiar
Eduard Sacher dejaría el hotel, a su muerte, en manos de su esposa Anna Maria Fuchs. Esta mujer, antigua trabajadora del hotel e hija de carniceros, aportó una dirección novedosa y revolucionaria para la época. Mientras fumaba unos característicos puros (en los inicios del siglo XX, toda una rareza), mantuvo un liderazgo férreo. Implantó, por ejemplo, la costumbre de servir a mujeres solas en su restaurante, algo inédito en la Viena de la época. A su muerte, la cual se produciría en su habitación del mismo hotel, miles de vieneses fueron a presentar sus condolencias.
Un hotel familiar
El hotel Sacher es uno de los pocos hoteles de lujo del mundo que mantiene la propiedad en manos de una familia. Ha sido capaz de evitar la tendencia, cada vez más extendida, de integrarse en alguna de las grandes cadenas hoteleras. Eso le ha permitido seguir manteniendo una gestión de tan alto nivel, a pesar del paso de los años. Tras la muerte de Anna Sacher, el hotel sería reflotado por Hans Gürtler y por la familia Siller. La familia Gürtler sigue es la única propietaria del hotel, desde que los Siller abandonaron la dirección, en 1962.
Un hotel remodelado
Con el fin de ofrecer el mejor servicio a su distinguida clientela, el hotel se embarcó en una profunda reforma, la cual se alargó durante varios años, finalizando en 2012. El diseño del nuevo hotel estuvo en manos del prestigioso diseñador francés Pierre-Yves Rochon, responsable de algunos memorables establecimientos hoteleros como el Shangri-La Hotel, o algunos de los más emblemáticos de las cadenas Four Seasons o Waldorf Astoria
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